Fernanda Ramírez: “Colo-Colo es parte de la identidad del pueblo”

martes 17 de julio, 2018

Por: CSD Colo-Colo
La actriz, que encarna a Augusta Montero en la teleserie “Perdona Nuestros Pecados 2” que se emite en Mega, reconoció su fanatismo por el Cacique.

Fernanda Ramírez, actriz, creció en La Cisterna entre la Avenida El Parrón y la Panamericana. En la actualidad, encarna a Augusta Montero en la popular teleserie “Perdona Nuestros Pecados 2” que se emite en Mega.

En la vida real deja de lado los lujos, los vestidos y la vida con que se conoce en la pantalla chica y se muestra como una mujer sólida, auténtica, fanática de la música chilena y colocolina de corazón.

Reconoce haber asistido al sector Arica del Estadio Monumental y que su madre con siete meses de embarazo saltó y celebró en las gradas la obtención de la Copa Libertadores en 1991. Asume que el cariño por Colo-Colo es algo genético y le entrega un fuerte mensaje de lucha y convicción a todos los colocolinos del país.

Hija de madre soltera, criada por tus abuelos. Cuéntanos sobre esas relaciones y tu interés por el teatro.

Yo crecí en La Cisterna con mi mamá y mis abuelos. Soy como muchos chilenos producto de una relación extramarital. Soy hija de una mamá soltera que se hizo cargo de mí siempre y que lamentablemente tuvo que salir a trabajar para sustentarme mientras yo me quedaba con mis abuelos. En ese sentido fue una infancia más bien solitaria, donde tuve que recurrir mucho a la imaginación para poder entretenerme, inventar juegos, historias, personajes y yo creo que de alguna manera eso me acerca al teatro desde muy chica como esta capacidad de generar universos paralelos desde donde desenvolverme.

Y mi interés en el teatro nace en octavo básico gracias a un profesor de lenguaje que nos dio una tarea de hacer un monólogo, escribo el monólogo, lo actúo y me doy cuenta que me gusta mucho la sensación de escribir y actuar. Él me comenta si yo no he pensado estudiar teatro. Ahí me entró el bichito. Investigué, me metí a talleres y finalmente cuando salí del colegio postulé a la Universidad de Chile, no quedé. Y el año siguiente postulé a la Mayor, a la Universidad Católica y a la Universidad de Chile y quedé en la Católica y la Mayor. Por PSU tuve que entrar en la mayor y de ahí para adelante y no paré de trabajar más, desde que entré a la universidad comencé hacer teatro profesional, después comencé hacer teleseries y ahora estoy en ese mundo.

¿No te gustaba mucho?

No, no me gustaba nada. Nada. O sea yo jamás pensé que iba a trabajar haciendo teleseries. No era algo que me llamara la atención en lo absoluto, renegaba de eso, lo miraba en menos. Le tenía un poco de rabia.

¿Por qué?

Porque pensaba muy ingenuamente que era fácil, que era muy fácil, que no había que tener mucho mérito para estar ahí, que era donde más podías ganar plata y donde menos tenías que hacer y lo encontraba injusto. Pero estando adentro me di cuenta que no tiene nada de fácil, es otra técnica, es algo que no te enseñan en las escuelas porque en las escuelas te enseñan actuar en teatro, no en tele ni en cine, entonces al entrar tuve que aprender ahí y muy rápido. Me di cuenta que es muy entretenido y que era muy desafiante y que además estaba rodeada de gente que admiraba muchísimo y que también hacían teatro y también hacían cine y estar en la televisión no significaba desmarcarse de lo otro sino que hacerse capo en otra área.

¿Caminabas por tu barrio o por ser hija única eran un poco más aprensivos contigo?

Si, por supuesto, esto de ser hija única, mi mamá era súper aprensiva conmigo, recién en la enseñanza media se atrevió a soltarme un poco, y ahí la caminata era desde donde estaba el colegio en Gran Avenida con Santa Anselma. Desde ahí hasta la Panamericana, y los recuerdos están en las plazas. La Plaza Cervantes, La Plaza Castelar, un par de veces con los amigos cruzamos al otro lado de la carretera que ahí es dónde está Pedro Aguirre Cerda.

¿Ahí nace tu unión con Colo-Colo?

No, mi unión con Colo-Colo nace de mucho antes. Desde que estaba en la guata de mi madre, de hecho. Mi familia es muy colocolina e iban al estadio mucho. Mi mamá iba al estadio cuando me estaba esperando. Y después chica, nacida. Mi primo Felipe me cantaba canciones de Colo-Colo todo el tiempo, me las sabía todas. Mi vínculo con Colo-Colo es más bien afectivo.

Quizás hoy no soy una hincha tan activa como lo fui en algún momento, pero es una relación de afecto que tiene  que ver con mi infancia. Me lleva automáticamente a mis recuerdos de chica de toda la familia unida viendo los partidos de Colo-Colo, por ahí nace mi vínculo con el Club.

Acompañé a mi abuelo a pagar las cuotas de socio.

¿Él sigue siendo socio activo?

No, creo que no. Debe estar moroso. Vamos a tener que averiguarlo. (Ríe).

¿Cómo es la relación con tu abuelo?

Es bacán, ahora está más viejo, más cansado, pero antes era una persona muy activa. Llegó a quinto básico, pero es muy autodidacta, se leía todos los días una letra del diccionario para aprender palabras, trabajó en mil cosas. Fue conductor de micros, camiones, mecánico.

¿Y eso te lo arrastró a ti también?

Sí, me derivó un cariño por los autos y también a otras cosas, por ejemplo, me enseñó a reparar enchufes, y en el año en que yo nací, no era tan común que las mujeres estuvieran vinculadas a eso.

Hoy me parece súper obvio que todas las mujeres hagamos esas cosas, pero en ese tiempo no era tan común.

¿Cómo es la relación entre la universidad, Colo-Colo y la actuación, en algún momento se ligan?

Hay un vínculo que es bastante evidente en la formación de equipos. Cuando tu estas en el teatro, o en la televisión, o el cine, tienes que actuar con más personas. Y uno tiene un director, un productor, y tienes a tus compañeros y que generarse un diálogo entre todos para que las cosas salgan de manera fluida y que los proyectos lleguen a buen puerto. Siempre lo he conectado con el fútbol y los partidos. De alguna manera en la cancha tiene que existir también esta conexión y el diálogo para poder desarrollar jugadas. Un poco es hablar sin hablar, tan solo con miradas saber qué es lo que viene. Ese es el link que hago entre mi profesión y el fútbol.

Trabajas en una teleserie que marcó un nuevo hito en la tv chilena, y te hiciste más conocida. En ese elenco hay más colocolinos como Mario Horton. ¿Cómo es trabajar con ellos y me gustaría saber si alguna vez hablaron de Colo-Colo?

Si, si, es bacán. Mario en lo personal es muy bacán. Mis compañeros por lo general son grandes personas, muy buenos profesionales. Nunca hablamos de ir al estadio, pero cuando se supo lo de Barrios, lo de Pavez. Fue como hueón viene de vuelta Lucas Barrios, la raja. Era el comentario de pasillo. También cuando se supo lo de Ruiz-Tagle fue como, qué onda estas decisiones.

En la teleserie había una escena que nos llamó mucho la atención porque Mario, cuando va a ver a Benito, le dice ‘ya eres colocolino. ¿Tú estabas ahí?

Jajajaja, no, no estaba (sigue riendo), pero me imagino que fue Mario quien le puso de su cosecha. Seguramente.

¿Cómo vez ese tipo de cosas? ¿Lo relacionarías en algún momento?

Si, por supuesto. Creo que Colo-Colo es parte de la identidad del pueblo chileno. De verdad creo que es el equipo popular de Chile. Es el equipo de la gente de esfuerzo. Siento que a todos nos representa. O sea se vincula también con nuestra identidad Mapuche, y no hay que olvidarse de eso nunca.

¿Y qué rollo tiene Fernanda con eso sobre lo chileno, lo mapuche y la cuestión política que rodea a estas dos naciones?

Me parece una vergüenza que el Estado no se haga cargo de reconocer a la Nación Mapuche y de dignificarla, de reconocerla como nuestra base. Me parece aberrante que no se les respete, que no se le devuelvan sus tierras, que no se hagan leyes que no los proteja. O sea, en este minuto están completamente desprotegidos y a merced del Estado chileno, que se comió esta parte de nuestra historia y me parece vergonzoso. Esto habla muy mal de nosotros como país.

¿Y desde la actuación se puede relacionar algo a la temática Mapuche?

Creo que es complejo. Hasta donde yo sé, no hay nada en carpeta y es un tema súper delicado para asumirlo en una ficción del tipo que hacemos nosotros porque igual son teleseries para entretener.

¿Te gustaría participar en algo así?

Pero por supuesto que sí, yo encantada. Me gustaría poder abarcar más temáticas a nivel país.

En la vida más personal y privada. ¿Al papá de tu hijo, le gusta el fútbol?

Cero. Nada.

¿Y a tu hijo, le hablas de Colo-Colo, has pensado en llevarlo al estadio?

Sí, siempre. Pero no aun llevarlo al estadio porque ir al estadio es una aventurilla.

¿Por qué?

Porque si vas a Rapa Nui, Océano, demás. Vamos, buena onda. Pero a mí me gusta ir a Arica y con guagua es raro.

¿Y tú ibas a Arica?

Sipo, caleta. Iba con una amiga, la Pancha y con gente de la Santa Olga fui todo el 2006, todo el 2007 y parte del 2008. Fui a todos los partidos.

¿Sólo al Monumental o viajaste alguna vez?

No, nunca pude viajar. Me habría gustado viajar en un bus barra. Estaba súper metida en esa onda.

¿Y qué piensas del ambiente en la barra? Te lo pregunto porque en general es un ambiente machista.

Sí, es súper machista y muy duro por lo mismo. En momentos es muy violento desde la parte física, desde el ingreso con los Carabineros, hasta cosas adentro que uno dice, ya pero qué chucha.

¿Y en lo verbal también?

Claro, poh. Los cánticos a veces son bien machistas, subidos de tono, pero fuera de lo negativo que lamentablemente está, y que seguirá estando porque el fútbol desata una cuestión media violenta en la gente, también desata otras cosas muy hermosas como el fervor de estar viendo a tu equipo ganar o perder, y la euforia de estar alentando, el espíritu. O sea, cientos, miles de personas cantando en una sola voz, alentando celebrando, gritando un gol, llorando.

Me acuerdo, fui a la final Colo-Colo Pachuca. (Silencio triste).

Fue triste, teníamos una ilusión de ganar el campeonato, era absolutamente posible y perder fue como, que pena. Recuerdo mucha gente llorando.

¿Cómo fue la previa?

No sé, no recuerdo. (Ríe). Seguramente tomando, para qué vamos a estar con cosas.

¿Se cuidaban en el grupo que iban al estadio?

Sí, todo el rato, o sea, cuando el Colo hacía un gol toda la gente se venía abajo y había unos chiquillos que nos cuidaban. Era un buen grupo.

¿En algún momento piensas en llevar a tu hijo al estadio?

Sí poh, ahora es muy chico, pero creo que le gustaría. Le gusta la pelota. No volvería a la barra porque yo creo que me hueviarían por ser la niña de la tele. (Ríe).

En el CSD Colo-Colo se creó una comisión de género. ¿Qué piensas de estas acciones?

Me parecen muy bien, es súper rescatable porque el fútbol desde sus inicios es una de las cosas más machistas y es muy difícil que la mujer agarre un rol protagónico y a la misma altura de un hombre, además que siempre hemos sido vista como objetos.

¿Qué te parece en esa línea el fútbol femenino?

Es súper bueno. Es impresionante la cantidad de clubes y ligas entorno al fútbol femenino.

¿Juegas a la pelota?

No, yo no juego. Soy malísima. Es bueno que se abran los espacios, las mujeres pueden jugar a la pelota, hay jugadoras muy buenas, ojalá algún día exista un torneo tan masivo como el de los hombres.

Algún mensaje para los colocolinos.

Que sigan apoyando a Colo-Colo porque lo repito, es el equipo de Chile, realmente el que tiene nuestra identidad. Los invito a ser parte del Club Social y hacerse parte de esta disputa contra Blanco y Negro porque en el fondo Colo-Colo es su gente y obviamente sin la gente el equipo no es nada. Los jugadores van y vienen, pero los hinchas son los que quedamos. Háganse parte, estén presente, y no dejen este Club por nada.